lunes, 1 de julio de 2013

Todo sobre las nubes, Capítulo 8: "¡Chau!"


Capítulo 8: "¡Chau!"

Nos bajamos del bus, y caminamos dos calles. Llegamos a una tienda oscura, y cuando estoy a punto de pasarme de largo, Axel me abre la puerta. De dentro sale olor a tabaco.
– Adelante, preciosa.
Entramos. Hay música de fondo. Al principio no reconozco la canción, pero después de un rato, me doy cuenta de que es “November Rain” de Guns N' Roses.
Me giro de golpe. No esperaba que hubiera alguien en este lugar. Mis ojos empiezan a acostumbrarse a la luz, y puedo observar a un hombre alto, pelo largo y castaño, al igual que su barba.
– Axel, hace mucho tiempo que no vienes por aquí.
– ¿Tienes algo nuevo? – pregunta Axel yendo hacia el mostrador.
Camino por los pasillos que se abren entre estantería y estantería. Dejo que Axel hable de sus cosas con el señor de la tienda, y sigo recorriendo el lugar. Está oscuro, pero veo los carteles que hay encima de cada estantería, anunciando los géneros de los discos que tenían debajo. Paso por las secciones de Punk, Rock, Metal, Indie Rock y llego a la pequeña y remota sección de Pop. Cojo un disco el cual me llama la atención. En la portada está escrito “Maroon 5” en letras grandes, y un gran dibujo abstracto. Me sobresalto cuando Axel me abraza desde atrás por la cintura y apoya su barbilla en mi hombro.
– ¿Maroon 5? –dice mirando el disco. Asiento con la cabeza. 
Desde pequeña me gusta su música (pero, chicas, seamos sinceras, en verdad lo que más nos gusta a todas de Maroon 5 es el cantante), y nunca había tenido la oportunidad de tener un CD completamente suyo en mi colección.
Vamos. –Axel se retira y se dirige hacia el hombre de detrás del mostrador.
Éste se acerca, y Axel le dice algo que no logro comprender y le da algo. Dejo el disco donde lo había encontrado, y voy hacia Axel.
Coge el disco, Axel ya lo ha pagado. –me dice el hombre del mostrador.
Cuando estamos a punto de irnos, una chica entra a paso ligero a la tienda. Alta, rubia, ojos verdes. Muy delgada. Desentona bastante en la tienda, porqué lleva un vestido verde chillón, que irradia más luz que todo el establecimiento entero. Sus labios gruesos forman una “O” perfecta cuando mira de reojo a Axel. Él abre mucho los ojos y me coge de la mano. Se le ve visiblemente incómodo.
Hola Axel. –dice la chica acercándose mucho a mi novio. Peligrosamente.
Hey, Charlotte. – dice intentándose ir, pero ella le coge de la mano que tiene libre.
–Hace un montón que no hablamos, ¿no te parece? Juguetea con un mechón de su pelo rubio, perfectamente liso. 
Le sonríe de forma juguetona y misteriosa. ¿Qué significará? No tengo ni la más mínima idea. Y creo que de momento, no quiero tenerla. Tiro de la mano de Axel hacia la puerta. Él me mira, y luego a ella. Me acerca más a él y le dice:
Lo siento, Charlotte, tenemos prisa. – le sonríe cordialmente.
Aún no me la has presentado.– dice Charlotte, señalándome.
Ah, soy Cassandra Hale. – digo extendiéndole la mano. Encantada.
Por lo que tengo entendido, Charlotte fue la última novia de Axel. 
Igualmente. Soy Charlotte O’Connor.– me sonríe.
Una sonrisa que hace que quiera ser aceptada por Charlotte. De repente, siento la necesidad de gustarle.
Axel, ¡tu novia es encantadora! Comparada con las putas que te tiras habitualmente, es una princesa. – le dice, y se dirige hacia mí. –A ti te doy dos semanas más a lo sumo. Pasado ese tiempo, ten por seguro que estarás tirada en la cama, llorando y comiendo helado, pensando en el puto idiota que te destrozó el corazón.
Tanto Axel como yo nos quedamos con la boca abierta de par en par. Ella se da la vuelta hacia el vendedor, y luego nos vuelve a mirar a nosotros.
Tengo un poco de prisa, he de recoger un pedido que llegó ayer. ¡Chau! – dice y se mete hacia el interior de la tienda.
Me quedo parada. Juro por Dios que ha dicho “chau”.  Axel me empuja hacia fuera, donde el aire limpio me inunda los pulmones.
¿Soy yo, o ha dicho “chau”? – Le digo conmocionada. – ¡Oh Dios, ha dicho “chau”!
El viento me azota el pelo, me lo revuelve, me lo enreda, y hace que no pueda ver la expresión de Axel. Claro que el hecho de que Charlotte ha dicho “chau” no es lo que más me ha confundido. Ha sido la predicción de las dos semanas. Y que dijera que habitualmente, Axel se ve con otras chicas. Eso ha tenido el mismo efecto sobre mí que si alguien me cogiera y me estrujara el estómago. Me he encogido toda yo.
No me voy con ninguna otra, Cassandra. – Dice, penetrándome con la mirada Me coge con fuerza de los hombros. – Eres la única. Y quiero que lo sigas siendo.
Cualquier duda que pudiera albergar se ha esfumado con sus palabras. Le quiero. Muchísimo. Me lanzo a su cuello. Sus labios se mueven bajo los míos. Siempre pienso que encajan a la perfección. Me coge de la cinturilla de los tejanos, y yo paso los dedos por su pelo oscuro. Aparta sus labios de los míos, pero pone su frente contra la mía. Suelta una carcajada y me da un beso rápido. Me coge de la mano y caminamos con normalidad por el paseo.

Deben ser las siete de la tarde cuando Axel me deja en la puerta de casa. Me besa la frente y me aparta el pelo de los ojos.


¿Sabes qué? – me dice, cogiéndome de la mano.
– Dime.
– Con Flynn hemos hablado de irnos a Ibiza por final de curso. Para celebrar que hemos acabado el primer año de la uni y hemos vivido para contarlo. – me besa los nudillos. – Me comentaste que tenías dinero ahorrado, y tal vez, si nos alojamos en un cuchitril total y pillamos vuelos baratos, aún podríamos ir tú, Flynn, Shirley y su novio y yo. Y si quieres, podrías decirle a algún amigo tuyo que se venga también, porque así cubrimos los gastos comunes con más facilidad: el coche, la gasolina, etcétera.
Abrí mucho los ojos.
Ibiza.
Sip.
Fin de curso.
Exacto.
Es dentro de una semana.
Lo sabemos. En una semana y media queremos estar allí.
Pero Ibiza es mucha Ibiza.
Ibiza es Ibiza. No hay ni mucha ni poca. Hay Ibiza. 
Bueno, pues lo pensaré…– digo sobrecogida. – Tendré que preguntarle a mi madre…
Me alegro. Ya verás como lo pasaremos genial.
Me da un beso rápido y se va calle allá. Me encojo de hombros y abro la puerta de casa. Darcie está sentada en el sofá, y cuando entro inmediatamente me extiende la mano.
Rebusco en el bolsillo trasero, de donde saco quince libras y se las doy de mala gana. Entorna los ojos y me sonríe.
¿Mamá ha llegado?pregunto.
En ese momento, se vuelve a abrir la puerta de la entrada y entra mi madre. El pelo le cae en bucles castaños hasta un poco más abajo del pecho. Lleva una bolsa de papel marrón del supermercado del barrio a rebosar. Cuando me ve, me sonríe.
¡Hola, cariño! Me dice con tono meloso. 
¿Qué tal ha ido todo con Shirley?
Muy bien, mamá. Ha estado muy interesante. Vimos Jack Reacher. – Miento.
Darcie suelta una risita por debajo de la nariz.
Ah, genial. He comprado cosas para la Noche de las Chicas Hale.
La Noche de las Chicas Hale es, básicamente, cuando las tres (mi madre, mi hermana y yo) nos sentamos delante del televisor a  ver alguna película que alquilamos en el videoclub mientras nos atiborramos de helado.
¿Pillaste la de El Lado Bueno de las Cosas? – pregunto.
Sí. Y he comprado una terrina de helado de un quilo y medio, así que nos durará toda la peli. – Parece orgullosa de ella misma.
Cuando estamos más o menos por la mitad de la película (y del helado) se me ocurre decir:
Mamá, ¿te acuerdas de Axel? Aquél chico con el que te dije que salía.
Sí, Cassie.
Va a ir a Ibiza con un amigo suyo en una semana y media, y seguramente también irá Shirley y por lo tanto, también irá Tommy. El chico aquél tan majo que estudia medicina. Y también puede que vaya Chris con su nuevo novio.
¿Qué intentas decirme Cassandra? – mi madre se incorpora y me mira con el ceño fruncido.
Tengo más de 500 libras ahorradas. Tengo diecinueve años, novio, y acabo de acabar el primer año de universidad con unas notas impecables. Mamá, déjame ir a Ibiza.
No conozco a Axel, cariño. No puedo dejar que vayas a la capital del alcohol y la fiesta loca con un desconocido como pareja. Tampoco conozco a ese amigo suyo.
Pero sí conoces a Shirley. – Protesto yo.
Mamá arquea una ceja. Ambas sabemos que significa.
La Shirley de la que estamos hablando es la misma Shirley histérica que montó un escándalo enorme en la tienda de zapatos del centro comercial porqué le trajeron unas sandalias que no eran de su número. ¿Me equivoco?
Mamá, eso fue hace dos años. – Puse los ojos en blanco. – Y teníamos mucha prisa. Era normal que se enfadara.
Tras un suspiro, cedió, pero no sin antes poner una condición.
Hablaremos de ello cuando haya conocido a Axel. Hasta entonces, nada. Podría venir un día a cenar, ¿no te parece?
Por mi genial, pero no creo que quiera venir sabiendo que estarás tú ahí para acosarle a preguntas sobre su vida personal.
No, cariño. Dile que se venga a tomar pizza algún día. Prometo que no interferiré en vuestros asuntos, pero podré hacerle cinco preguntas durante toda la noche. ¿Trato? – me pregunta mamá.
Trato. – Afirmo.

3 comentarios:

  1. Wow, madre mia. Escribis genial haha.

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  2. Júlia tía rara! Muchas gracias, locaza!

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  3. Kami-chan!!!
    La parte que me leí es awesome, y la que no, todavía mas.
    En serio, alucinante.

    Obs, que espera el siguiente (desde http://porsiquedanlucesenlaoscuridad.blogspot.com)

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